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lunes, 28 de abril de 2025

REDES SOCIALES


Deepfakes: Tres días investigando una amenaza digital creciente


Día 1: Comprendiendo la tecnología detrás de los deepfakes

El primer día lo dediqué a entender qué son realmente los deepfakes. Son vídeos, audios o imágenes manipulados con inteligencia artificial, especialmente usando redes neuronales profundas deep learning, que logran imitar voces, rostros o movimientos de una manera casi indistinguible de la realidad.

Exploré cómo se utilizan modelos como GANs (Generative Adversarial Networks), que aprenden a crear contenido falso a partir de grandes cantidades de datos reales. Lo sorprendente no es solo la calidad de estos contenidos, sino la facilidad creciente con la que pueden generarse gracias a herramientas cada vez más accesibles.


Día 2: Causas del auge de los deepfakes

El segundo día lo enfoqué en las causas que han impulsado esta tecnología. Entre los principales factores destacan:

- Avances en IA y computación: Lo que antes requería recursos de laboratorio hoy se puede hacer desde una laptop potente.

- Democratización de herramientas de edición avanzada: Existen apps y plataformas que permiten crear deepfakes con apenas unos clics.

- Motivaciones económicas y sociales: Desde entretenimiento hasta desinformación política, los deepfakes están siendo usados para atraer atención, manipular audiencias o difamar.

También descubrí cómo plataformas como TikTok, Instagram y YouTube han acelerado su difusión, pues los deepfakes son altamente virales y visualmente atractivos.


Día 3: Problemas éticos y sociales

El tercer día fue el más preocupante. Me adentré en las consecuencias reales de esta tecnología. Entre los principales problemas que detecté están:

- Desinformación: Vídeos falsos de líderes políticos, celebridades o eventos clave pueden alterar percepciones públicas, especialmente en contextos electorales o de crisis.

- Acoso y pornografía no consentida: Uno de los usos más oscuros de los deepfakes es en la creación de contenido sexual sin el consentimiento de las personas implicadas.

- Pérdida de confianza en lo visual: Si no podemos confiar en lo que vemos, ¿qué valor tiene la evidencia digital?

- Dificultad legal y ética: Las leyes no avanzan al ritmo de la tecnología, y esto deja vacíos legales preocupantes.


Reflexión final

Investigar los deepfakes durante estos tres días ha sido revelador. Como profesional de redes sociales, veo necesario impulsar campañas de alfabetización digital, exigir mayor transparencia a las plataformas y fomentar regulaciones éticas sobre el uso de IA. Solo así podremos seguir usando las redes para conectar, sin caer en la trampa de lo artificial disfrazado de verdad.


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